EN-AMORADOS

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Llegaba justo a tiempo para coger el AVE de vuelta a casa, mis ojos buscaban la cinta para dejar mi maleta cuando se toparon con una pareja. Me llamó la atención ella, estaba de espaldas, era una mujer joven, con media melena morena, muy blanca de piel y muchos kilos de más, iba vestida con un pantalón por encima de la rodilla y una camiseta de fútbol. Sus dimensiones no me dejaban ver a su chico, al pasar a su lado vi que era un chico delgado, de complexión media y moreno de piel. Se estaban besando, así que no quise mirar para no romper la magia de ese momento invadiendo ese espacio-tiempo que sólo a ellos les pertenecía.

Enseguida me olvidé de la pareja de enamorados. Dos horas después, cuando ya estábamos llegando a Madrid, intentaba descansar un rato con los ojos cerrados cuando de entre el murmullo de voces del vagón sobresalió una voz grave, varonil, que destacaba por encima de las demás. Era de la persona que iba sentada justo delante de mí, a pesar de las veces que me había levantado a la cafetería y al baño no me había fijado en su aspecto. La voz daba las gracias a una chica al otro lado del móvil, le decía que había sido un fin de semana maravilloso, inolvidable. Que la quería muchísimo. La fémina del otro lado del teléfono no debía de estar muy convencida porque él aseguraba "que por qué te quiero tanto? porque eres la chica más guapa del mundo" y algo debía apostillar la chica que él respondía "sí, pero tienes la cara más bonita que he visto en mi vida y me haces sentir como ninguna mujer me ha hecho sentir nunca"

A esas alturas de la conversación yo ya necesitaba ver a ese chico, necesitaba ponerle rostro a esa voz, imaginaba como se sentían ambos con el amor del otro y mi corazón se llenó de nostalgia recordando momentos parecidos. El diálogo continuaba "en cuanto llegue a Madrid busco piso, ya he hablado con mis padres, de todos modos tú busca también por tu lado, para encontrarlo cuanto antes, que yo necesito estar contigo" y a la respuesta de ella él decía "venga mujer, no te pongas así, que sólo hace dos horas que me has dejado de ver" y concluía la conversación diciendo unas cuantas veces más que la quería muchísimo...

Cómo ya os habréis imaginado el chico que se levantó cuando llegamos a la estación de Atocha era el que me había encontrado antes de embarcar. Y me imaginaba esa chica morena a la que no pude ver la cara suspirando por su enamorado a cientos de kilométros....

Situaciones como éstas, dejan un dulce sabor de boca, me recuerdan que el amor sigue estando muy presente, que impregna el aire y nos roza cuando menos lo esperamos y esa certeza hace que los días sean más azules, las noches más estrelladas y los sueños realizables.

"Cualquier persona entiende instintivamente que todos los más bellos sentimientos del mundo pesan menos que un simple acto de amor"

J. Russell